En el último
siglo, varios cazas se ganaron el apodo de ‘ataúd volador’. El experto
en temas militares estadounidenses Robert Farley ofrece su ‘ranking’
.ima. -El británico B.E.2 (3,500 aviones fabricados):
Fue uno de los primeros aviones militares fabricados en serie a nivel
industrial. Voló por primera vez en 1912 y se mantuvo en servicio hasta
1919, disminuyendo su papel constantemente a medida de que aparecieran
nuevos y mejores cazas de combate.
-El estadounidense Brewster Buffalo F2A (509 aviones fabriciados): Corto, rechoncho y poco atractivo, entró en servicio en el mismo año que el
Mitsubishi A6M Zero
y el Bf-109, dos aviones superiores. En 1939 el F2A ganó una
competición (contra el Grumman F4F Wildcat) para convertirse en el
primer caza monoplano de la Armada de los
Estados Unidos, pero el Buffalo resultó ser una gran decepción.
Los pilotos de la Marina se referían al Buffalo como “el ataúd
volador” tras la batalla de Midway, donde la aeronave se comportó de
forma desastrosa contra los japoneses y sus A6M Zero. Fue reemplazado
rápidamente por su análogo, el Grumman F4F Wildcat.
-El soviético Lavochkin-Gorbunov-Gudkov LaGG-3 (6,528): Tal como otros dos
cazas soviéticos
de la época, el MiG-3 y el Yak-1, la aeronave nació como un ‘producto’
del famoso concurso para un caza de nueva generación convocado por
Stalin en 1939, a raíz de la experiencia de la guerra civil en España,
concurso sin requerimientos técnicos definidos, entre 12 oficinas de
diseño, varias de ellas recién creadas.
-La Serie Century de EE.UU.: F-101 [807 aparatos], F-102 [1.000], F-104 [2.578], F-105 [833]: La mayoría de los aviones de la serie se desarrollaron cuando la Fuerza Aérea de
EE.UU.
estaba todavía dominada por la idea de un cuadro de bombardeos
estratégicos y se interesaba principalmente en las perspectivas de
guerra nuclear contra la
Unión Soviética.
El Lockheed F-104 Starfighter era rápido y atractivo
pero resultó ser una trampa mortal para sus propios pilotos, ganando el
apodo de “ataúd volador” porque sufrió más de treinta accidentes por
cada 100 mil horas de vuelo (también se le conoce como “misil con un
hombre dentro”).